Las Neurosis[1]
“Afección psicógena cuyos síntomas son la expresión simbólica
de un conflicto psíquico que tiene sus raíces en la historia infantil del
sujeto y constituye un compromiso entre el deseo y la defensa” (p. 236).
(Lapanche y Pontalis)
La neurosis específica depende del conflicto neurótico y sus
modalidades:
-
Neurosis
de transferencia: Histeria, Obsesión y Fobia
-
Neurosis
traumáticas
-
Neurosis
de destino
-
Neurosis
actuales
Ahora bien, podríamos considerar que las neurosis son
modos de defensa contra la castración por fijación a un escenario edípico. (p.
279, Chemama). Es decir, que la castración se da en un escenario de interrelaciones:
“La emergencia de las pulsiones, efectivamente constituye un trauma en sí mismo
y la represión consiguiente es el origen de la neurosis infantil. (…) La
neurosis del adulto o del adolescente es, por lo tanto, una revivencia de la
neurosis infantil” (p. 280, Chemama). La neurosis infantil se establece por las
relaciones entre: las exigencias pulsionales, el sujeto, y las formas de
crianza y prohibiciones parentales.
La fijación a los traumas o a las primeras satisfacciones pulsionales,
aparecen así, como un factor importante en las neurosis, lo decisivo en ello es
el conflicto psíquico implicado: un conflicto entre el yo y las pulsiones.
Conflicto inevitable, puesto que las pulsiones son refractarias a toda
educación y sólo buscan el placer, mientras que el yo, dominado por la
preocupación de la seguridad, las exigencias de la cultura y del superyó, está
sometido a las necesidades del mundo real, así como a la presión de las
exigencias de la civilización, los que le imponen un ideal de funcionamiento e
identidad.
Freud situó al Complejo de Edipo en el núcleo de las neurosis
de transferencia, ya que la represión recae sobre la angustia de castración y
lo que marca la relación del sujeto con los objetos: perdida de las
satisfacciones pulsionales, perdida del pene / goce y deseo = prohibición (Freud, Lacan). Para
Lacan, la angustia de castración viene a señalar que la operación normativa que
es la simbolización de la castración no ha sido totalmente realizada. La
castración, es decir, la perdida del objeto perfectamente satisfactorio y
adaptado, está determinada simplemente por el lenguaje y las prohibiciones de
la cultura (incesto y parricidio).
Ahora, ¿qué hace al Edipo traumatizante?, para responder esta
pregunta no se puede dejar de evocar la influencia de los padres reales, así,
Lacan afirma que lo patógeno es la discordancia entre lo que el sujeto percibe
del padre real y la función paterna simbólica (El mito individual del neurótico,
1953). El problema es que tal discordancia es inevitable, y por lo tanto, es
peligroso atribuir la neurosis a lo que los padres le hicieron o no le hicieron
sufrir al niño. Se vuelve a plantear el problema que encontró Freud: trauma
sexual, seducción temprana, fantasía de seducción, y a propósito de lo cual
concluyo que, en las neurosis, lo que importa es la “realidad psíquica”. (p.
282, Chemama)
Retomando la idea del mito individual se insiste en la
importancia de la historización en la construcción de las neurosis (Ch. Melman).
Se resalta que en las neurosis hay un rechazo de la situación común: rechazo de
la aceptación de la pérdida del objeto, insuficiencia del amor materno,
impotencia del padre real, trauma sexual, nacimiento de un hermano(a), etc.
Así, el mito individual hace perenne un daño, el infligido inevitablemente por
la prohibición, la castración y la represión; y si bien hay allí una fijación
al padre, es por el reclamo que se le dirige para reparar ese daño. (p. 282,
Chemama). Esta situación original está estructurada como un libreto (J-
S Miller dirá que estamos relativamente programados), y este libreto va a repetirse
a lo largo de toda la vida, imponiendo sus estereotipias y su fracaso en las
diversas circunstancias en que se presentan en las relaciones del sujeto
consigo mismo y con el mundo (Ch. Melman).
Esta captura en un libreto es propia de las neurosis, en las psicosis
por el contrario no hay drama edípico que se pueda representar (forcluido).
Lacan lo dirá: “lo real establecido en la infancia va a servir de modelo para
todas las situaciones por venir, la vida se presenta como un sueño sometido a
la ley del corazón (Hegel) y al desprecio de una realidad forzosamente
distinta, y el conflicto sigue siendo el de antaño” (Lacan). El punto
fundamental, debido a sus consecuencias clínicas, es que el libreto desemboca
en el fracaso: “la manera en que el neurótico aborda lo real muestra que
reproduce, incambiada la situación de fracaso original” (Lacan), ¿por qué lo
repite? ¿se trata de conseguir al fin, una captación perfecta del objeto o, por
el contrario, lograr que su perdida sea definitiva? Se vera que la posición del
neurótico oscila entre estas dos metas opuestas. (p. 283, Chemama).
La unión absoluta con el objeto, o, la separación definitiva
del objeto, son los conflictos de las neurosis, de allí que se juegue entre los
tres grandes sucesos que afectan a cualquiera de las estructuras clínicas:
1) El encuentro con la pulsión y su satisfacción,
2) La relación con un objeto que satisface y del que habrá
que separarse tarde o temprano, y
3) La renuncia a la satisfacción
plena y total de la pulsión.
De estas conflictivas es que se
desarrolla su mecanismo: la represión, ya que la represión esta dirigida
esencialmente a tratar de olvidar, a separar contenidos para restarle presión
al conflicto, tratando de separar afecto y representación, pero debiendo reconducir
parte del recuerdo y las representaciones a lo inconsciente, el afecto queda
así suelto, muchas de las veces convirtiéndose en angustia, en síntomas o en
inhibiciones (Freud). Pero el caso es que el yo neurótico es “débil” y no puede
dar cumplimiento a todas estas exigencias, la represión no logra al fin su
cometido, olvidar y borrar, lo reprimido por lo tanto, reaparece en los
síntomas (Freud).
Bibliografía:
-
Laplanche
& Pontalis. Diccionario de psicoanálisis.
-
Chemama,
Ronald. Diccionario de psicoanálisis.
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